Cómo pintar tercios españoles

Si los tercios españoles dominaron los campos de batalla europeos durante siglo y medio, desgraciadamente no ocurre lo mismo con el mercado de miniaturas de wargame. La mayoría de las empresas existentes que trabajan la Guerra de los Treinta Años apuestan por gamas más o menos genéricas que inevitablemente no pueden dedicar mucho detalle a las peculiaridades de cada nación. Nuestra gama, en cambio, está específicamente documentada y esculpida para representar soldados de los tercios españoles, inspirados además en la estética de las obras de Augusto Ferrer Dalmau y del fotógrafo Jordi Bru, aunque podrían emplearse también para representar otros ejércitos del periodo, especialmente otros contingentes de la Monarquía Hispánica. Una gama tan específica requiere asimismo de unos colores igualmente específicos. Ahí va mi propuesta sobre cómo pintar tercios españoles en 28 mm.

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Materiales

Para este tutorial emplearemos diferentes figuras de la gama de 1898 Miniaturas de tercios españoles para la Guerra de los Treinta Años, pinturas de Vallejo Model Color (referencias numéricas de tres dígitos, ej. 863, para opciones de otras marcas, consultar esta carta de colores) así como spray de imprimación de cualquier marca (aunque siempre recomiendo el de Citadel).

Preparación y montaje

En primer lugar, aunque las figuras de 1898 Miniaturas vienen extremadamente limpias de rebabas, con nuestra cuchilla de modelismo limpiaremos todo tipo de sobrantes de metal, y pegaremos las espadas con cianocrilato en su lugar correspondiente. En el caso de los piqueros, queda a vuestra elección si pegar la pica antes de pintar, lo que puede resultar molesto, o después, una vez pintada (aunque tendremos que tener mucho cuidado con el pegamento). Por último, pegaremos la miniatura con cianocrilato en un bote de pintura vacío para poder manejar la figura a placer durante el proceso de pintura sin tener que tocarla, e imprimaremos la figura con una capa muy fina de spray blanco o negro, tras lo cual repintaremos a pincel con Negro (950).

Uniforme

Durante la primera mitad del siglo XVII no existía un concepto de uniformidad militar, salvo en algunos casos muy concretos, como el de algunos regimientos suecos. En el caso español, los soldados vestían, de forma casi universal, una búfala o coleto de cuero, con o sin mangas, que servía de protección, debajo de la cual solían llevar un jubón o doblete, chaquetilla que en la vida civil se llevaba encima de la camisa. Las mangas podían desabotonarse longitudinalmente, por lo que era frecuente llevarlas colgando a la espalda. Rara vez se les vería en mangas de camisa (en operaciones especiales como encamisadas), ya que se consideraba ropa interior, por lo que de estas apenas se verán los puños y los cuellos vueltos. Calzón por debajo de la rodilla y medias, y como calzado, zapato (más común en la primera mitad de nuestro periodo) o bota (que se empieza a imponer progresivamente a partir de 1630). Los piqueros de las primeras filas solían portar cascos y corazas, preferiblemente con escarcelas, mientras que los de las filas posteriores debían conformarse con cascos, y a veces ni eso. En cuanto a los tiradores, portaban una bandolera con los llamados doce apóstoles, recipientes con cargas de pólvora para sus armas de fuego, de mecha. Los arcabuceros solían cubrirse, en ocasiones, con cascos e incluso capacetes metálicos ocultos bajo sus sombreros, mientras que entre los mosqueteros, el mayor peso de su equipamiento (tanto del mosquete como de la horquilla, esencial para su disparo) obligaba a la ligereza y el sombrero era la prenda universal. Todos portaban espada, ya al cinto ya en bandolera, y algunos, además, la socorrida daga vizcaína. Dada la universalidad de la vestimenta, los soldados de los diferentes bandos solían distinguirse por el color de los fajines, brazaletes, plumas, lazos… rojo en el caso español, así como las cruces de Borgoña que bordaban en sus coletos o en sus sombreros. En cuanto a los colores de la vestimenta, primaban los tonos marrones, ocres y grises, aunque también se ven en los cuadros azules, verdes, rojos… pero nunca colores vivos, siempre tonos suaves que trataremos de representar en nuestra paleta de colores.

Composición de Jordi Bru, extraída de su libro Los tercios (Desperta Ferro Ediciones, 2020). 

Técnica general

Pintaremos con el sistema tradicional de color base y dos luces, explicado en otros artículos de esta serie, sobre base negra. Esto es, debemos pensar en cada superficie a pintar (armadura, coleto, pantalones, manos, cara, etc.) como un «compartimento estanco», delimitado por el negro de la imprimación, que hará las veces de perfilado.

Sobre la paleta de colores, esta es una magnífica oportunidad de experimentar con las mezclas. Aunque entiendo la utilidad y eficacia de los sistemas estandarizados de tres colores ya preestablecidos para color base-primera luz-segunda luz, los que ya me conocéis sabéis que adoro las mezclas, porque nos permiten huir de la estandarización, individualizar cada figura y explotar al máximo nuestro surtido de colores. Porque como veremos a continuación, a partir de un color base podemos obtener acabados muy diferentes dependiendo de con qué lo mezclemos, algo que quizás no sea tan obvio como parece. Sin embargo, para ello hay que distinguir entre varias familias de marrones (pardos, rojizos) y tratar de combinar tonos de la misma familia, información que se encontrará en las paletas de colores.

Puede llamar la atención el uso recurrente del Arena Iraquí (819), lo cierto es que es un color arena comodín que permite aclarar casi cualquier color (marrones, verdes, incluso azules) de una forma bastante neutra, sin tender al amarillo de otros colores arena ni al excesivo apastelamiento del blanco. Asimismo cito mucho en las tablas el Siena (113) de la gama Arte Deco de Vallejo. Es un color que empleo muy habitualmente y si tenéis la gama Arte Deco a vuestro alcance, os recomiendo que os hagáis al menos con el Siena (113), el Blanco (001) y el Negro (120), son colores de mucho uso y la mayor capacidad de estos botes (60 ml vs 17 ml de Model Color) hace que resulten muy rentables. Si no os es posible, el Marrón Corcho (843) de la gama Model Color sería su equivalente más cercano.

En la descripción del paso a paso indicaré porcentajes de cada color en las mezclas, pero son sumamente aproximados y dependerá siempre del gusto particular de cada uno por un mayor o menor contraste entre las tres capas de color.

Mosquetero

Empezaremos este tutorial con la figura más compleja y completa de las cuatro, para que lo aprendido aquí nos sirva en las siguientes, y es en la que emplearemos esos colores pastel de que hablábamos antes.

El último elemento a destacar sería el sombrero y la pluma, que pintaremos con la técnica del pincel seco, un recurso muy útil para superficies muy rugosas, como es el caso. Así, pintaremos normalmente el color base con un tono bastante oscuro, para potenciar bastante el contraste subsiguiente, y haremos una primera luz con Marrón Rojo (982), y una segunda con Bermellón (947) mezclado con Escarlata (817), ambas con pincel seco. Esto es, con un pincel a poder ser de punta plana, cogemos pintura de nuestra paleta para luego descargarla en el papel que usemos para limpiar los pinceles (higiénico, en mi caso). Una vez el pincel esté «seco» (aunque con pintura), acariciamos la superficie en el sentido contrario al relieve. De esta forma, la pintura se queda exclusivamente en los «salientes» y nunca llega a penetrar en las zonas profundas. Es una técnica sumamente sencilla, pero también difícil de controla con precisión, siempre hay riesgo de manchar lo que está alrededor, por lo que en este caso convendría primero pintar la pluma y luego el sombrero, retocando antes con Negro (950) lo que fuera menester. Pintamos el resto de los elementos.

Piquero con armadura

Empezaremos por la armadura que no solo es la parte a pintar de mayor superficie en la figura, sino con la que más corremos el riesgo de manchar otras partes. No queremos una armadura limpia y reluciente como las corazas «blancas» de los caballeros medievales, sino una armadura sufrida, desgastada por los rigores de las interminables campañas.

* pincel seco

Piquero sin armadura

Con este segundo piquero vamos a seguir explorando la gama de marrones y, en especial, la de ocres.

* pincel seco

Arcabucero

El objetivo con esta figura es demostrar lo dicho al principio, que a partir de un mismo color base se pueden sacar tonos muy distintos, dependiendo de con qué colores lo mezclemos para sacar las luces.

Bibliografía

Albi de la Cuesta, J (2017): De Pavía a Rocroi: Los tercios españoles. Madrid. Desperta Ferro Ediciones.

Bru, J. y Claramunt, A. (2020): Los tercios. Madrid: Desperta Ferro Ediciones.

Ferrer-Dalmau, A. (2017): El pintor de batallas. Madrid: Ediciones Escultura Histórica.

Gómez Valero, J. (2015): Painting Wargame Miniatures. Barnsley: Pen & Sword.

VV.AA. (2015): Los tercios (II). 1600-1660. Desperta Ferro Especiales n.º VII.

Miniaturas de tercios españoles